Más allá del inmobiliario: tipos de bienes que también pueden valorarse

Cuando se habla de tasación o valoración, lo habitual es pensar en bienes inmuebles: viviendas, locales o terrenos. Sin embargo, el mundo de la valoración profesional abarca muchos otros ámbitos de gran interés económico, jurídico y empresarial. Existen numerosos tipos de activos, tanto materiales como inmateriales, cuyo valor puede y debe determinarse con criterios técnicos y reconocidos. A continuación, repasamos las principales categorías de bienes valorables más allá del sector inmobiliario.

1. Valoración de negocios y empresas

Uno de los campos más relevantes fuera del inmobiliario es el de los activos empresariales. Las valoraciones de empresas permiten conocer el valor real de un negocio, ya sea una pequeña sociedad familiar o una gran corporación. Este tipo de estudios resultan esenciales en procesos de compraventa, fusiones, herencias o conflictos entre socios.

También se realizan valoraciones de franquicias, contratos que otorgan el derecho de explotar una marca o modelo de negocio a cambio de una contraprestación económica. Otro caso frecuente son las concesiones administrativas, como las autopistas de peaje, los puertos deportivos o los servicios de playa, donde una entidad pública autoriza a una empresa privada a explotar temporalmente un bien o servicio.

En los últimos años, ha cobrado especial relevancia la valoración de plantas solares fotovoltaicas y otras instalaciones energéticas, donde se analizan su rentabilidad, vida útil, producción esperada y derechos de conexión a red.

2. Valoración de activos intangibles

Los activos intangibles son aquellos que no tienen forma física, pero que generan un valor económico para una empresa o institución. Su importancia ha crecido enormemente en la economía actual, donde la información, la innovación y la reputación son factores clave.

Dentro de esta categoría se encuentran las marcas registradas, patentes, licencias de software, bases de datos, derechos de propiedad intelectual o incluso las redes de relaciones comerciales. Todos ellos pueden ser objeto de valoración profesional, especialmente cuando se requiere justificar su valor contable o fiscal.

Uno de los casos más comunes es la estimación del fondo de comercio o “goodwill”, que representa el valor añadido que una empresa obtiene gracias a su reputación, cartera de clientes o posicionamiento en el mercado.

3. Valoración de activos tangibles no inmobiliarios

En esta categoría se incluyen todos aquellos bienes físicos que pueden trasladarse y que no están unidos de forma permanente al terreno. Nos referimos a los llamados bienes muebles: maquinaria industrial, equipamiento técnico, mobiliario, vehículos, aeronaves, embarcaciones o incluso joyas y obras de arte.

La valoración de maquinaria y equipos es especialmente relevante en el ámbito industrial, ya que estos activos pueden representar una parte sustancial del valor total de una empresa. En otros casos, como en colecciones privadas o bienes de lujo, la tasación sirve para fines fiscales, de seguro o de herencia.

4. Valoración de bienes culturales y patrimoniales

Los bienes culturales son aquellos que poseen un valor histórico, artístico o simbólico, más allá de su precio económico. Pueden ser muebles o inmuebles, tangibles o intangibles, y están sujetos a normativas específicas de protección del patrimonio.

En este ámbito se incluyen obras de arte, piezas arqueológicas, edificios catalogados, archivos documentales o instrumentos musicales antiguos. Su valoración requiere un profundo conocimiento técnico, histórico y legal, ya que el valor no depende solo del coste de reposición, sino también de su relevancia cultural y singularidad.

La importancia de la valoración integral

Las sociedades de tasación modernas ya no se limitan a evaluar viviendas o locales comerciales. La realidad actual exige una visión integral de la valoración, capaz de abarcar todos los tipos de activos que generan valor económico, desde una patente tecnológica hasta una colección de arte. Esta especialización técnica garantiza transparencia, rigor y fiabilidad en decisiones empresariales, financieras o patrimoniales.